domingo, 26 de mayo de 2013

REGRESAN LOS CHOTACABRAS GRISES PARA CRIAR

Un bosque mixto con pequeños prados, una ría contaminada, escombros, fábricas, centros comerciales... Pero mi pequeño rincón "natural" emplazado en la Campa Erandio nunca defrauda. Cada día, nuevas sorpresas.
En primer lugar, decidí visitar la zona de arriba. Así llamo a la parte más alta del terreno de mi padre, que a penas visito por estar separada por una carretera de cuatro carriles.
Esta parte alta es frecuentada de vez en cuando por alguna gineta Genetta genetta, zorros Vulpes vulpes y hasta por un jabalí Sus scrofa, además de los conejos Oryctolagus cuniculus que crían en el lugar.
Fui acompañando a mi padre, por lo que permanecí el tiempo suficiente para observar un nido de chochín Troglodytes troglodytes construido en la estructura de madera que sujeta el toldo donde comen las ovejas y las cabras.
Nido de chochín.
El citado nido estaba compuesto por hojas secas de helechos y otras plantas, revestido de una cálida capa de musgo. No sabía si estaba ocupado, así que saqué mi cámara y con un par de fotos pude ver a los inquilinos que seguro abandonarán su efímero hogar en unos días.

En esta imagen se puedo ver  a un joven chochín al que, como se puede apreciar, le queda poco para salir del nido al igual que a sus hermanos.
Después, bajé a realizar mi ruta habitual. Comencé la andadura observando con el telescopio el nido de cornejas negras Corvus corone, pero no conseguí ver a la hembra incubando.
Alcé la vista y un alcotán europeo Falco subbuteo sobrevolaba el bosque. Es la segunda vez que lo veo en dos visitas, lo que me hace pensar que este año cría cerca. Probablemente, en los pinos más allá de la zona alta mencionada al principio.

Alcotán europeo / Eurasian hobby Falco subbuteo.
Tras escuchar a un zarcero común Hippolais polyglotta cantar, proseguí la marcha no sin antes fotografiar a un macho de colirrojo tizón Phoenicurus ochruros. Otra de las especies que no falta a la cita, pues al menos dos parejas crían anualmente.

Macho de colirrojo tizón Phoenicurus ochruros.
Pasé junto a un muro y enseguida escuché los reclamos de los jovenzuelos de alguna especie de ave. Me acerqué y oí el típico reclamo de alarma del chochín, con lo que el misterio estaba resuelto. Aunque uno de los volantones no quiso dejar pasar la oportunidad de quedar inmortalizado para salir en este blog.

Un atrevido volantón de chochín Troglodytes troglodytes.

Volantón de chochín.
En el saúco Sambucus nigra de siempre apareció el papamoscas gris Muscicapa striata, donde tiene establecido su posadero.

Papamoscas gris Muscicapa striata.
Me encanta esta ave, aunque no destaque en color, tiene algo que me atrae especialmente. Desde luego, alegra el bosque con sus reclamos.

Papamoscas gris Muscicapa striata.
Ya en el interior de la foresta, detecté al pico picapinos Dendrocopos major merodeando entre los robles Quercus robur. Con la cantidad de árboles moribundos y troncos muertos que hay, debe ser una paraíso para los pícidos.

Tronco muerto de abedul Betula alba con agujeros realizados por los picos picapinos para buscar larvas xilófagas en su interior.

También me topé con un nido a medio hacer. Por alguna razón cambiaron el emplazamiento del nido.
Una enorme galamperna Macrolepiota procera se cruzó en mi camino, mientras mitos Aegithalos caudatus y agateadores Certhia brachydactyla revoloteaban en los árboles adyacentes.

Galamperna Macrolepiota procera.
Hablando de agateadores, aproveché que criaron en la caja-nido para buscar alguna bonita pluma en su interior.

Pluma de agateador común Certhia brachydactyla.
Salí del bosque hacia el último punto, un prado invadido por la pampa Cortaderia selloana. Se oía a lo lejos el canto de otro zarcero común mientras fotografiaba un coleóptero en un cardo, concretamente el escarabajo Oxythyrea funesta.

Escarabajo Oxythyrea funesta en cardo.
En los árboles cantaban verdecillos Serinus serinus y jilgueros Carduelis carduelis.

Macho de verdecillo Serinus serinus.

Jilguero Carduelis carduelis.
Caminé entre pampas con la intención de levantar algún chotacabras gris Caprimulgus europaeus y así ocurrió. Aunque luego de ver volar a la hembra a un metro de mí, me di cuenta con gran alegría de que había dos huevos. Estaba incubando, por lo que tras tomar una fotografía del nido, que no es más que una pequeña depresión en el suelo desnudo, me alejé lo más rápido posible.

Huevos de chotacabras gris Caprimulgus europaeus en nido.
Aún así, tengo miedo de que no consigan salir adelante. Este año está siendo muy malo para las aves insectívoras, sobre todo, hirundínidos y vencejos. Más que nada en el Norte, donde el frío y la lluvia todavía arrecian.
No se oyen saltamontes, ni se ven mariposas, casi no hay moscas, ni mosquitos y ocurrirá lo mismo con las presas principales de los chotacabras: las mariposas nocturnas. Además, ese nido en el suelo desnudo, sin resguardo, parece muy poco protegido ante las lluvias y las bajas temperaturas.
Esperemos que en unos 15 días 2 preciosos pollos salgan de los huevos y puedan crecer bien alimentados.

¡Hasta la próxima entrada!

lunes, 20 de mayo de 2013

ANILLANDO EN URDAIBAI: CHOCHÍN Y BUITRÓN

Tenía pensado reducir todo lo aprendido en las dos semanas que estuvimos anillando en Arteaga en dos partes, pero me he decantado por dividirlo en más entradas para poder incluir información más detallada de las diferentes especies que capturamos.
En esta entrega, os hablaré de los más pequeños: chochines Troglodytes troglodytes y buitrones Cisticola juncidis, de los que pudimos capturar unos cuantos ejemplares.
El chochín, único representante europeo de la familia Troglodytidae, es un pájaro pardo de críptico plumaje y caracter territorial. Es muy habitual oírlo cantar con fuerza en arbustos y zarzales tratando de defender su pequeña parcela de otros competidores de la misma especie.

Los chochines Troglodytes troglodytes son muy nerviosos, pero éste dejó fotografiarse.
Su nombre común, chochín, viene de la choca perdiz o becada, queriendo decir choca pequeña por el parecido del plumaje. Además, el nombre en latín nos habla de sus hábitos trogloditas, ya que anida frecuentemente en huecos y su nido viene a ser una diminuta caverna hecha de ramitas y otros materiales. De hecho, mi padre me contó una anécdota curiosa en la que observó a una pareja de chochines que decidió hacer el nido en un calcetín colgado, siendo la entrada el agujero del dedo gordo. Desde luego, aprovechan cualquier sitio para anidar.

Chochín / Txepetx
Centrándonos en su datado, la diferenciación entre juveniles y adultos es más compleja que en las especies del género Acrocephalus de las que hablé en la primera entrada sobre anillamiento (pinchar aqui). Básicamente, la clave se encuentra en las coberteras alares y el álula.
Los jóvenes chochines tienen una muda parcial en verano, siendo completa en el caso de los adultos, con lo cual, debemos fijarnos en la diferencia del tono del color entre las coberteras grandes y las medianas / pequeñas. Si existe distinto tono será un ejemplar juvenil.

Este ejemplar se encontraba mudando, aunque desgraciadamente no recuerdo si era joven o adulto.
Por otra parte, en las propias coberteras grandes existirán diferencias entre las plumas externas retenidas y las internas nuevas, teniendo normalmente estas últimas las puntas de color blanco. Por último, el álula en un ejemplar adulto tenderá a estar bordeado de blanco, aunque no debemos fijarnos únicamente en este carácter, sino combinarlo con lo mencionado anteriormente para una mayor seguridad en el datado.

A pesar del estado del plumaje, es un pequeñín precioso.
Los buitrones fueron más comunes en las jornadas de anillamiento. Algo normal, si tenemos en cuenta que los carrizales y juncales donde están colocadas las redes son su hábitat de cría. Sin embargo, en el caso del chochín son un mero hábitat de paso hacia distintos bosquetes, aunque también es usado como zona de alimentación.

Los buitrones Cisticola juncidis también eran muy nerviosos, aunque siempre encuentras uno al que le gusta posar.
Una cuestión interesante en esta especie es la posibilidad de sexarla en época de cría.

El color externo del pico también es una variable a tener en cuenta en el sexado. Un pico completamente negro corresponderá a un macho.
Los machos tendrán el interior del pico de color negro o rosa con negro; las hembras, en cambio, lucirán un color rosado.
A pesar de encontrarnos a finales de Agosto / principios de Septiembre, tuvimos la posibilidad de capturar un macho con la citada boca negra. Incluso, 3 volantones que tuvimos que soltar juntos, como debe hacerse, no sólo en el caso de crías que aún están siendo alimentadas por los adultos, sino también con parejas reproductoras o pequeños grupos de aves gregarias como el mito Aegithalos caudatus, para evitar que se dispersen y pierdan el contacto con sus congéneres.

Los buitrones gozan de un plumaje precioso, sobre todo el color rojizo de las supracoberteras caudales y el diseño de las rectrices que no vemos en la imagen.
El datado no difiere del de carriceros, carricerines y buscarlas, basándose en la distinción entre plumaje nuevo y desgastado. Plumaje nuevo = juvenil; plumaje desgastado = adulto.
Proseguiré con más detalles de otras especies en futuras entradas.

¡Hasta la próxima!

miércoles, 15 de mayo de 2013

¡OCUPACIÓN DE CAJA-NIDO POR AGATEADORES COMUNES!

El pasado 11 de Mayo me di una vuelta por mi pequeña zona de pajareo para ver como iban las parejas.

Agateador común Certhia brachydactyla.
Nada más llegar, observé con mi telescopio el nido de la pareja de cornejas negras Corvus corone que ha decidido criar en el único pino de cierto porte de la zona. La hembra estaba incubando mientras el macho perseguía insistentemente a otra corneja que osó acercarse demasiado.

Macho de corneja negra Corvus corone en plena persecución con un congénere.
Verdecillos Serinus serinus, verderones comunes Carduelis chloris, ruiseñores bastardos Cettia cetti, petirrojos Erithacus rubecula, currucas capirotadas Sylvia atricapilla, mosquiteros comunes Phylloscopus collybita, chochines Troglodytes troglodytes, reyezuelos listados Regulus ignicapillus, zorzales comunes Turdus philomelos y mirlos comunes Turdus merula cantan incansablemente a mi alrededor.
Reyezuelo listado Regulus ignicapillus.
Todos se reproducirán, como cada año. Todos menos algunas especies que desgraciadamente han ido desapareciendo. El año pasado faltaron los escribanos soteños Emberiza cirlus; éste las tarabillas comunes Saxicola torquata y, para mi sorpresa, los pinzones vulgares Fringilla coelebs.
Pero no todo son malas noticias. Chotacabras grises Caprimulgus europaeus, cornejas negras y palomas torcaces Columba palumbus han criado por primera vez desde que visito el lugar, dotando al bosque de un mayor interés ornitólogico en la época estival.

Fotografía del pasado año de un pollo bastante crecido de chotacabras gris Caprimulgus europaeus en el nido.

Cría de chotacabras gris Caprimulgus europaeus.
En cuanto a rapaces, fue un día productivo. Un par de busardos ratoneros Buteo buteo fueron los primeros en aparecer. Uno de ellos lucía un plumaje muy claro.
Casi al momento, apareció una de mis aves favoritas, el abejero europeo Pernis apivorus. Y fue más tarde cuando un alcotán europeo Falco subbuteo pasó cerca de mi como una bala. La lista de rapaces la completaron un milano negro Milvus migrans y un buitre leonado Gyps fulvus.


Busardo ratonero Buteo buteo.
Es curioso y triste lo raro que se ha vuelto ver cernícalos vulgares Falco tinnunculus teniendo en cuenta que antes era casi tan fácil verlos como a los ratoneros. Hace dos años llegué a ver como un macho de este pequeño falconiforme le ofrecía a la hembra un jugoso ratón casero Mus musculus, que ésta no dudo un instante en llevarse. Algo realmente precioso de observar. Amor pajaril en estado puro. Siguiendo mi ruta habitual, me topé con un nido de herrerillos comunes Cyanistes caeruleus en lo alto de una farola. ¡Menudo sitio para anidar! Yo preferiría una de las dos cajas-nido que he colocado para páridos, pero por alguna razón no serán de su agrado.
Sí ha sido del agrado para una pareja de agateadores comunes Certhia brachydactyla la caja-nido específica que compré para ellos. Toda una alegría. Me hizo muy feliz comprobar como despues del fracaso del año pasado, éste se decidieran a criar.

Fotografía tomada el domingo, cuando la familia de agateadores ya había abandonado la caja-nido.
Ocurrió inesperadamente. Abrí la caja-nido esperando no encontrar nada, pero un ejemplar adulto de agateador común salió volando. Además, vi como estos pajarillos tan increíbles habían rellenado al completo la caja-nido, dejando la parte superior de su construcción a la altura de las entradas de la caja. Los materiales los investigaré con detenimiento más adelante, pero distinguí ramitas, telarañas y plumón.
Lo cerré enseguida para molestar lo menos posible.
Posteriormente, me alejé unos 20 metros y, entre helechos y troncos, rodeado por los papamoscas grises Muscicapa striata que reclamaban en las ramas bajas de los robles, saqué el telescopio para hacer un poco de videoscoping. Comprobé que no había interferido en la crianza y que continuaban alimentando de manera normal a las crías.
Asimismo, la frecuencia con la que cebaban a los pollos y el hecho de que les daban de comer desde la misma entrada me hizo sospechar que eran crías ya crecidas. Cosa que comprobé el domingo, pues ya se habían ido.

He puesto música y todo en el vídeo, espero que os guste.

Rebosante de alegría gracias a los agateadores, escuché el reclamo del pico picapinos Dendrocopos major con lo que vuelven a críar nuevamente, de lo cual llegué a dudar.
Una jornada redonda.

¡Hasta la próxima entrada!

lunes, 6 de mayo de 2013

AGUJAS COLIPINTAS Y ZARAPITOS TRINADORES EN EL ABRA

Las dos especies mencionadas en el título no son las únicas que pude ver tanto el 1 como el 3 de mayo en El Abra, pero debido a su número son las protagonistas entre las aves migrantes, no sólo en el entorno del Esturario del Nervión, sino en todo el norte peninsular, a juzgar por la cantidad de avistamientos de las dos limícolas que he podido observar en distintos blogs.

Zarapito trinador Numenius phaeopus.
La aguja colipinta Limosa lapponica es habitual en el litoral cantábrico.

Aguja colipinta Limosa lapponica en plena búsqueda.
De patas más cortas que su pariente la aguja colinegra Limosa limosa, llama enseguida la atención el largo pico ligeramente curvado hacia arriba, especializado de manera particular en la captura de insectos, anélidos, crustáceos, moluscos e incluso larvas de anfibios y pequeños peces.
Aguja colipinta Limosa lapponica.
Sus territorios de cría se establecen en la tundra ártica y las ciénagas de la taiga, tanto de Eurasia (subsp. lapponica y subsp. menzbieri) como de Alaska (subsp. baueri).

Agujas colipintas Limosa lapponica.
Un ejemplar de esta última subespecie realizó una migración de 11.000 km sin escalas, siendo un record entre las aves. El viaje migratorio es realizado por estas aves a unos 58 km/h tardando aproximadamente 6-8 días en cubrir la distancia entre los territorios de invernada y los de cría. Números impresionantes para un ave cuya longitud ronda los 38 cm.

Aguja colipinta Limosa lapponica.
Es un escolopácido que gusta de establecerse fuera de la época de cría en litorales, aunque debido a los vientos del NO reinantes estos últimos días se han visto arrastradas al interior peninsular registrando grandes números.

Aguja colipinta Limosa lapponica hundiendo el pico, seguramente tratando de capturar algún anélido.

Aguja colipinta Limosa lapponica.
Sus núcleos principales de invernada se encuentran en África, sur de Asia y Nueva Zelanda.
En la vega de Lamiako, encontré un grupo de 13 ejemplares. Algunos con el plumaje nupcial, otros con el plumaje invernal y otros lucían un plumaje en transición.

Imagen en la que aparecen las 13 agujas colipintas y los 3 zarapitos trinadores de Lamiako.
Junto a ellas, se afanaban en la búsqueda de alimento 3 zarapitos trinadores Numenius phaeopus. Similar al zarapito real Numenius arquata, aunque el pico más corto y lista pileal diagnóstica la hacen fácilmente diferenciable con un poco de práctica.

Zarapito trinador Numenius phaeopus.
Su curvado pico, ha evolucionado para cubrir los nichos que otras limícolas no han sido capaces de explotar. Y es que la lucha evolutiva entre las especies de este interesante grupo de aves es la que ha dado lugar a las tan variadas formas y longitudes del pico.

Zarapito trinador Numenius phaeopus.
Es un migrador de larga distancia, realizando varias paradas durante el viaje para reponer energías. Cría en todo el hemisferio Norte, generalmente en la tundra, montañas por encima del límite del bosque, ciénagas de la taiga... Tras la época reproductora se dirige hacia las zonas más meridionales de America, África, Asia y Oceania para pasar el invierno.

Zarapito trinador Numenius phaeopus.
Su alimentación es incluso más variada que la de la aguja colipinta, basándose en invertebrados. Insectos, arañas, miriápodos, crustáceos, lombrices... pero también de materia vegetal.
En las siguientes imágenes podemos ver como uno de los trinadores de Lamiako se alimenta de un pequeño cangrejo.

Zarapito trinador Numenius phaeopus buscando alimento entre las rocas.

Aquí se ve como ha abierto al crustáceo.

Ingiriendo el cangrejo.
Finalmente, os dejo con unas pocas fotos de otros habitantes de El Abra:

Chorlito gris Pluvialis squatarola descansando.

Vuelvepiedras común Arenaria interpres con un cangrejo en el pico.

Gaviota patiamarilla Larus michahellis.

¡Hasta la próxima entrada!

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