jueves, 27 de junio de 2013

ULTIMAS IMAGENES DE LOS CHOTACABRAS

Suelen ser 3 las ocasiones en las que molesto anualmente a la pareja de chotacabras grises Caprimulgus europaeus, una durante la incubación y 2 con los pollos. Este año no ha sido diferente, pues tenía muchas ganas de enseñaros la actitud que toman los pollos una vez comienzan a dar cortos vuelos.

Este joven ya está mucho más mayor que la última vez. La verdad es que crecen muy deprisa.
Como dije en la última entrada sobre estos insectívoros, cuando los pollos crecen se tornan agresivos y ya no dan esa imagen de pollos indefensos y vulnerables. Aunque lo cierto es que siguen siendo vulnerables a pesar de su actitud.
El viernes pasado ya tendrían unos 16 días y, supuestamente, a estas alturas ya debían haber abandonado el nido para permanecer en los alrededores. Sin embargo, ambos pollos permanecían junto a la hembra en el mismo.
Lo más interesante fue comprobar como uno de los pollos volaba mejor que el otro. Uno de ellos realizó un largo vuelo para internarse en el bosque junto a su madre, el otro, en cambio, sólo acertó a dar un torpe y corto vuelo. Al acercarme al pequeño, comenzó a producir una especie de siseo abriendo su ancho pico, ideal para alimentarse de insectos al vuelo (semejante al de hirundínidos y vencejos), amenazándome y tratando de asustarme.


Probablemente, este hecho tenga origen en la diferencia en el momento de la eclosión, o lo que es lo mismo, que uno nació antes que el otro. Aunque pensaba que no nacerían con tal diferencia como para ser apreciable en su desarrollo.
Del macho no tengo noticias, desde el día que lo sorprendí en su posadero diurno no lo he vuelto a ver ni en el mismo lugar ni en los alrededores. Sigo sin saber si ha situado su escondite más próximo al nido.
Está es la despedida, al menos, de los jóvenes chotacabras que pronto abandonarán el nido.

Volantón de chotacabras gris Caprimulgus europaeus.
El año que viene tengo intención de realizar el seguimiento de la cría mediante escuchas y observaciones del comportamiento de la pareja después del atardecer. Seguramente, una de las jornadas intentaré localizar el nido, pero en lugar de molestar a la hembra como he hecho este año, molestaré al macho que es el encargado de incubar o cuidar a los pollos por la noche.
Como de costumbre, no dediqué la mañana exclusivamente a esta especie y tuve la oportunidad de realizar varias observaciones de interés.
La primera, varios volantones de diferentes especies que pedían insistentemente alimento. Pude disfrutar de un pollo de colirrojo tizón Phoenicurus ochruros que era cebado por la madre. Además, crías de lavanderas blancas Motacilla alba, carboneros comunes Parus major, verdecillos Serinus serinus y zarceros comunes Hippolais polyglotta.

Volantón de colirrojo tizón Phoenicurus ochruros.
Pero un avistamiento que me hizo mucha más ilusión fue el de una hembra de curruca cabecinegra Sylvia melanocephala alimentando a su pollo volantón en un pequeño sauce ceniciento Salix atrocinerea.

Hembra de curruca cabeciengra Sylvia melanocephala posada en una Cortaderia selloana.
Nunca había visto ni hembras ni crías de esta especie, así que está observación tiene un gran valor para mí.

El jovencillo se mostraba poco asustadizo, aunque la madre se alejaba al extremo contrario del árbol.
Es la confirmación inequívoca de la reproducción de este sílvido en mi "local patch".

Volantón de curruca cabecinegra Sylvia melanocephala.
Alrededor revoloteaba una familia de verdecillos que no dudaron en posarse próximos a mi posición.

Verdecillo Serinus serinus.
En cuanto a rapaces, destacó un ejemplar adulto de halcón peregrino Falco peregrinus. Es la segunda vez que veo esta especie en mi zona, pero la primera que veo un adulto.

Una mala foto de halcón peregrino Falco peregrinus, pero sirve de testimonio para un avistamiento interesante para la zona.
También hicieron su aparición un cernícalo vulgar Falco tinnunculus, un aguililla calzada Hieraaetus pennatus y una pareja de busardos ratoneros Buteo buteo de los cuales uno se cernía constantemente en actitud de caza.
Al final de la jornada, me puse a buscar al chorlitejo chico Charadrius dubius que descubrí en la anterior visita. No tardé en dar con él y al principio pensé que tendría el nido en el rincón del que lo vi despegar, pero al acercarme únicamente me topé con sus huellas amontonadas entre unas rocas.

Huellas de chorlitejo chico Charadrius dubius.
Otro día más y, como siempre, interesantes avisamientos. Aunque seguro que aún quedan muchas sorpresas de aquí a final de año en mi zona de pajareo.

Laccaria amethystina

¡Hasta la próxima entrada!

jueves, 20 de junio de 2013

¡SEGUNDO ANIVERSARIO DE EN NIDOS AJENOS!

Este año con motivo de la celebración del aniversario del blog, he decidido realizar un repaso de cada mes con lo más destacado. No ha sido un año bueno en cuanto a excursiones debido a problemas de índole personal, por lo que tampoco hay nada demasiado reseñable e incluso algunos meses ni siquiera fui al campo. Aún así, me gustaría rememorar con vosotros las vivencias más importantes del año.

ABRIL

El segundo año del blog comienza en Abril, por lo que deduciréis que la entrada viene con retraso. Como se suele decir más vale tarde que nunca.
En este mes, la atención de mis salidas se centra básicamente en la migración, por lo que, para disfrutar de ella, viaje hasta Valencia con la intención de observar especies que no puedo ver en el Norte. No hay entrada sobre esta salida, así que no os desvelaré nada más. Lo que si puedo decir es que no tuve la suerte de ver tantas especies como pensé que vería, a pesar de todo, disfrute de las aves como suelo hacer siempre.

Nunca había visto un grupo tan grande de correlimos tridáctilos Calidris alba. Me enamoré al instante viéndoles corretear frenéticamente para escapar de las olas que morían en la orilla donde estos se alimentaban.

MAYO

Mayo fue un mes sin salidas pero interesante, ya que me encontraba realizando prácticas en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Bizkaia, donde cada día aprendes algo nuevo. Lo más espectacular fue poder ver de cerca y manipular especies impresionantes tanto de aves como de mamíferos. En este caso, un magnífico búho real Bubo bubo que tuve la suerte de tener en mis manos.

Hubo más especies espectaculares, pero el búho real Bubo bubo con su preciosa mirada es inigualable.

JUNIO

En Junio, mes en el que muchas aves aún se encuentran criando a la prole, me topé en Sierra Salvada con el nido de una especie típicamente Mediterránea, precisamente en el límite entre las dos regiones bioclimáticas. La curruca carrasqueña Sylvia cantillans, que además no se tenía constancia de su cría ni en la sierra ni alrededores.Si hubiese estado un kilómetro más hacia el Este, hubiese sido la primera pareja de currucas carrasqueñas en criar en Bizkaia, según mis datos.

Este es el macho de curruca carrasqueña Sylvia cantillans que no paraba de llevar orugas al nido, probablemente donde se encontraba la hembra en plena incubación.

JULIO

Julio me brindó la mayor alegría de todos los años que llevo visitando mi "local patch". Fue el primer año en que certifiqué la crianza de dos pollos por parte de una pareja de chotacabras grises Caprimulgus europaeus cuya nidificación resultó fallida el año anterior. Es una de mis especies favoritas, así que la emoción fue mayor, si cabe.

Un precioso pollo de chotacabras gris Caprimulgus europaeus, de más de una semana, puesto que ya había abandonado el nido.

AGOSTO

El Salto del Nervión fue la excursión más interesante del mes y la única que realicé junto a Jon en verano. Hubo múltiples avistamientos interesantes, entre ellos un chotacabras gris, pero me quedo con el alimoche común Neophron percnopterus. La foto no es buena, pero los avistamientos si que lo fueron.

Alimoche común Neophron percnopterus planeando en el Salto del Nervión, una de las especies emblemáticas de Sierra Salvada.

SEPTIEMBRE

Ya en plena migración, Jon y yo colaboramos con el Bird Center de Urdaibai en calidad de voluntarios para comenzar con nuestra formación como anilladores, y la primera toma de contacto no pudo ser más satisfactoria. Además, una de las últimas jornadas capturamos un precioso carricerín cejudo Acrocephalus paludicola, aunque ya os hablaré de ello en otra entrada para poder profundizar más.

No puedo describir con palabras lo que supone sujetar de las patas a esta amenazado paseriforme y deleitarme con cada detalle a tan poca distancia. Indescriptible.

OCTUBRE

Octubre de 2012 es para mí sinónimo de sueño cumplido. Desde niño, cualquier amante de la naturaleza tiene como objetivo observar ballenas en algún momento de su vida. Qué mejor que hacerlo con el segundo animal más grande de la tierra: el rorcual común Balaenoptera physalus.

Maravilloso. Extraordinario. Colosal.  Así es como definiría a grandes rasgos ver uno de estos imponentes cetáceos resoplando a pocos metros de la embarcación.

DICIEMBRE

Si Octubre de 2012 es sinónimo de sueño cumplido, diciembre de 2012 es sinónimo de tragedia. Seguía día tras día a un colimbo chico Gavia stellata invernante en Getxo y, uno de los días, después de deleitarme con sus buceos lo vi muerto a manos de unos chavales que practicaban la pesca. Puede parecer una tontería, pero me dio tiempo a encariñarme con él, por lo que me inundó una profunda tristeza.

El malogrado colimbo chico Gavia stellata, que no supero la prueba de la supervivencia invernal.

ENERO

El mes de Enero se presentó con una enorme sorpresa. El fulmar boreal Fulmarus glacialis, un ave puramente pelágica, se detuvo en Las Arenas para protegerse del temporal. Pude observarla durante largo rato y a escasos metros. Una delicia de la que sólo se puede disfrutar en raras ocasiones o en sus territorios de cría.

Una maravilla contemplar al fulmar boreal Fulmarus glacialis con todo lujo de detalles. No me cabía por el visor del telescopio.

MARZO

El segundo año del blog lo pude haber despedido con el avistamiento del avetoro Botaurus stellaris de Gauteguiz-Arteaga, pero no tuve suerte en ninguna de las tres veces que intenté dar con él. Aún así, me llevé un puñado de fotos de charrán patinegro Thalasseus sandvicensis en vuelo, mi asignatura pendiente.

Comunes pero a pesar de ello atractivos para la vista, no sólo por su aspecto, sino también por su vuelo y sus innumerables zambullidas.

Uno de mis propósitos para el tercer año del blog que ya ha empezado, es poder ver a esta magnífica ardeida el próximo invierno y, de paso, compartir con vosotros la experiencia, al igual que haré con todas las experiencias que vaya viviendo. Estoy seguro que disfrutaremos juntos de numerosas sorpresas.

Gracias a todos los que seguís el blog, tanto frecuentemente como esporádicamente. Gracias a los que comentáis. Gracias a todos los que también compartís vuestras vivencias en la naturaleza, me habéis enseñado más de lo que hubiese imaginado. ¡Muchas gracias!

¡Saludos a todos!

martes, 18 de junio de 2013

POLLOS DE CHOTACABRAS Y 2 ESPECIES NUEVAS

Otra jornada de las interesantes en mi "local patch", a donde acudí el pasado domingo día 16. Son precisamente los domingos cuando visito los alrededores de la ría, debido a que hay menos coches y es más cómodo caminar por el lugar. Pero siempre paso por el bosque mixto donde pude ver, como observación destacable, crías de papamoscas gris Muscicapa striata reclamando en los robles.
Posteriormente, visité el nido de los chotacabras grises Caprimulgus europaeus  para ver que tal iban las crías ya que, a pesar de que la última vez aún estaban incubando los huevos, ya habían pasado los 18 días que tardan en eclosionar.

Pollos de chotacabras gris Caprimulgus europaeus.

Los pollos tendrían una semana aproximadamente, pronto abandonarán el nido, pero seguirán siendo alimentados por los padres.
Llegué y la hembra huyó, posándose en la rama de un abedul tras volar hacia mí en varias ocasiones. Una vez posada, comenzó a llamar mi atención extendiendo hacia abajo y plegando en repetidas ocasiones las alas.

Hembra de chotacabras gris tratando de llamar mi atención para alejarme de las crías.
Tomé algunas fotos a las crías lo más rápido que pude y dejé la compacta grabando para ver si podía observar a través del vídeo el comportamiento de la madre y las crías.

Su camuflaje es excelente. Córvidos y rapaces difícilmente distinguirían a los pollos desde las alturas.

Con una semana de vida se muestran tranquilos y permanecen inmóviles ante mi presencia; en cuanto abandonen el nido su actitud se tornará agresiva, como pude comprobar el pasado año.
Acto seguido fotografíe a la hembra en el abedul Betula alba y me alejé rumbo a los alrededores de la ría.

Chotacabras gris / European nightjar.
La primera rapaz apareció, el común busardo ratonero Buteo buteo, cuyo territorio de cría no se encuentra lejos de aquí, mientras escuchaba el maravilloso canto del carricero común Acrocephalus scirpaceus proveniente de un minúsculo carrizal. Me cuesta creer que críe allí, pero suele visitar anualmente el lugar en época de reproduccion, así que no hay razón para pensar lo contrario.

Busardo ratonero Buteo buteo.
Visité las pozas artificiales que se formaron tras derruir una antigua fábrica no hace muchos años para ver cuales estaban ocupadas por ranas verdes Rana perezi o libélulas emperador Anax imperator. Enseguida escuché cantar a un macho de rana verde en una de las pozas, pero es un dato triste si tenemos en cuenta que el pasado año había unas 5 ó 6 pozas ocupadas.

Macho de rana verde Rana perezi.
En cuanto a las libélulas emperador no vi ni una, aunque si otras especies de menor talla, como la Sympetrum striolatum.

Ejemplar inmaduro de Sympetrum striolatum.
Un lejano milano negro Milvus migrans planeaba por encima de la carretera. Además, los buitrones Cisticola juncidis, currucas cabecinegras Sylvia melanocephala, tarabillas comunes Saxicola torquata, verdecillos Serinus serinus y unas ruidosas crías de zarcero común Hippolais polyglotta llenaban el ambiente de distintos sonidos.

Milano negro Milvus migrans.
La sorpresa mayúscula me la llevé cuando descubrí en una gran poza cubierta por una fina lamina de agua un ejemplar hembra de chorlitejo chico Charadrius dubius, especie que nunca había visto en la zona. A esto hay que añadir la posibilidad de que estén criando o lo vayan a hacer, lo que sería una noticia increíble dado que no son muchas las parejas que crían en Bizkaia (unas 10, según los datos que he encontrado en Internet).

Hembra de chorlitejo chico Charadrius dubius.
Varias fotografías testimoniales a la bonita limícola y me interné entre las invasoras pampas Cortaderia selloana que cubren la ribera del río para saber si el macho de chotacabras gris utiliza el mismo posadero diurno una vez eclosionados los huevos o decide buscar otro más cercano al nido, pues éste se encontraba a medio kilómetro de distancia. 
Caminé hasta las rocas donde lo descubrí hace dos semanas pero no estaba. Al principio, atribuí su ausencia a lo excesivamente expuesto que se encuentra el posadero a los rayos de sol, algo nada aconsejable en días calurosos como el del domingo. Pero no dí con él en las sombras próximas al citado posadero ni tampoco encontré nuevos excrementos en el mismo, por lo tanto, habrá cambiado de lugar para esperar al atardecer y reemplazar a la hembra en el cuidado de las crías.
Regresé al nido de los chotacabras para recoger la compacta y me dio pena el ver que no había conseguido encuadrar juntos a la hembra y a las crías, aún así, sí pude grabar cómo los pollos se resguardaban en la sombra del ardiente sol.

En el vídeo también podéis oír las llamadas de la hembra.

Finalmente, un aguililla calzada Hieraaetus pennatus de fase clara planeó durante unos minutos encima de mi posición, pudiendo deleitarme con su belleza.

Aguililla calzada Hieraaetus pennatus de fase clara.

Al menos dos ejemplares de aguililla calzada campean por la zona, ya que el otro que suelo observar es de fase oscura.
Pero la cosa no acabó aquí, pude añadir una nueva especie más a las 91 que componían la lista de mi área de campeo antes de aquella jornada. Se trataba de una cigüeña blanca Ciconia ciconia, especie escasa en la provincia con 17 parejas. Una muestra esperanzadora de la expansión de esta emblemática ave por Bizkaia.

Cigüeña blanca Ciconia ciconia.
Este lugar me está demostrando lo adaptables que son las aves, capaces de sobrevivir incluso en hábitats degradados donde la mano del hombre es patente.

¡Hasta la próxima entrada!

martes, 11 de junio de 2013

MUSARAÑA COMUN EN EL ENCINAR CANTÁBRICO

El día amaneció soleado y caluroso, un día primaveral en toda regla, lo que invitaba a visitar la costa. La zona costera más visitada por mí es la que se encuentra localizada entre Gorliz y Armintza, no porque sea especialmente buena para la observación de la naturaleza, sino porque es de las que me quedan más a mano para llegar en transporte público.

Musaraña común Crocidura russula.
Campiña atlántica, encinares y plantaciones de eucaliptos Eucalyptus globulus y pino marítimo Pinus pinaster son los hábitats con los que nos topamos por estos lares.

Paisaje de la costa de Gorliz con encinas, helechos y arbustos.
En la campiña atlántica, solía ser frecuente observar conejos Oryctolagus cuniculus en una zona donde solían tener la madriguera muy expuesta, aunque parece que la han abandonado.

Conejo común Oryctolagus cuniculus fotografiado hace 2 años en Gorliz.
Entre las aves, el escribano cerillo Emberiza citrinella y los bisbitas arbóreos Anthus trivialis son los pájaros más destacables de las praderas.

Macho de escribano cerillo Emberiza citrinella.
A pesar de que las rapaces críen en el lugar, no pude ver ninguna de las forestales, lo que me desilusionó bastante. En 2005 (datos del libro "Ecology and conservation of european forest-dwelling raptors. Iñigo Zuberogoitia & José Enrique Martínez"), había dos parejas de gavilán común Accipiter nisus, una de abejero europeo Pernis apivorus, dos de busardo ratonero Buteo buteo y una de alcotán europeo Falco subbuteo, por lo cual suele ser común su avistamiento.
Tras la subida inicial, ya se encontraba dentro de mi campo de visión la Isla de Billano, donde las gaviotas patiamarillas Larus michahellis se encontraban incubando
Los zarceros comunes Hippolais polyglotta, las tarabillas comunes Saxicola torquata y las currucas cabecinegras Sylvia melanocephala eran las aves más abundantes entre helechos, arbustos y argomas Ulex sp., además de ser las encargadas de amenizar mi travesía.

Zarcero común Hippolais polyglotta.
No había mucho movimiento, así que una vez llegué al encinar, me puse a investigar.

Ésta es la parte menos densa del encinar Quercus ilex, más abajo los arbustos cubren los huecos que dejan los árboles.
El bosque se encontraba en silencio. Rebusqué en las encinas moribundas hongos saprófitos como el Hexagonia nitida.

Hexagonia nitida.
Pero mientras fotografiaba dicho hongo empecé a oír un agudo reclamo que me resultó familiar. Fui tras el sonido y en el momento en el que descubrí que provenía del suelo no había duda, una cría de musaraña.

Sólo se encontraba a unos 20 metros de distancia del punto donde vimos una camada hace 2 años.
Ya conocía el sonido porque hace dos años en este mismo bosque, encontré junto a Jon una camada de musarañas que tuvimos que ocultar en los arbustos ya que se encontraban en medio de la senda.
Soy un completo novato en identificación de musarañas, pero todo apunta a que se trata una cría de Crocidura russula.


Las musarañas están divididas para su identificación (a partir de egagrópilas de rapaces nocturnas) entre musarañas de dientes blancos y de dientes rojos. La Crocidura russula es de dientes blancos, característica que comparte con Crocidura suaveolens, la otra especie de este grupo cuya distribución incluye Bizkaia. 
El pequeño protagonista de la entrada no paraba de reclamar (unos 5 centímetros de largo, calculo) y se encontraba solo, lo cual me pareció extraño, pero no tenía pinta de que su madre estuviese cerca.

Sus ojos son diminutos, pues su vista es muy pequeña. Sus largos bigotes nos dicen que su tacto está muy desarrollado para poder captar los movimientos de sus presas: insectos, lombrices y otros invertebrados; incluso muy ocasionalmente vertebrados como pequeños reptiles, jóvenes roedores y carroña.
El bosque no parece adecuado para ninguna rapaz nocturna, puesto que es un bosque excesivamente denso, repleto de zarzamoras Rubus sp., zarzaparrillas Smilax aspera y otras plantas que entorpecerían la caza por la ausencia de pequeños claros. Tal vez algún mustélido o zorro cuya área de campeo se encuentre por allí viera en él un apetitoso aperitivo, aunque las musarañas se defienden de depredadores con gran olfato gracias a sus glándulas odoríferas que las hacen poco atractivas.

Sin duda, el oído y el olfato son sus sentidos más evolucionados.
Siempre que hacía algún ruido, el diminuto insectívoro se alteraba y huía, aunque no muy lejos.

Cría de musaraña común Crocidura russula.
Casi siempre permanecía a la vista y, manteniéndome en silencio, acababa acercándose y quedándose inmóvil.

Cría de musaraña común Crocidura russula.
Perfecto para sacarle fotos y vídeos, cosa que no pude hacer con las crías de la misma especie que encontramos hace 2 años. Al rato, le dejé tranquilo.


Posteriormente, mi viaje se alargó mucho, pero únicamente puedo destacar la observación de un cernícalo vulgar Falco tinnunculus y de dos machos de alcaudones dorsirrojos Lanius collurio de los cuales uno, pude fotografiar a contraluz.

Cernícalo vulgar Falco tinnunculus.

Macho de alcaudón dorsirrojo Lanius collurio.

¡Hasta la próxima entrada!

sábado, 1 de junio de 2013

EL AGUILILLA CALZADA Y SU PRESA

Si la jornada del sábado pasado fue prolífica en mi zona de pajareo gracias, principalmente, al nido de chotacabras gris, el domingo no lo fue menos con una visión espectacular que comentaré al final de esta entrada.
Acostumbro a describir las salidas de principio a fin y fue al final cuando observé un hecho espectacular e interesante.

Aguililla calzada Hieraaetus pennatus.
El día se presentó soleado. Mi inteción era fotografiar alguna de las víboras de Seoane Vipera seoanei que se encuentran cerca de la ría de Asua, aunque debido al calor permanecerían escondidas.
Mi ruta de los domingos es básicamente la misma que la de los sábados, sólo que empleo menos tiempo en recorrerla y la extiendo posteriormente hacia las inmediaciones de la ría, donde puedo observar otras especies de aves.
El primer avistamiento de interés, lo protagonizó la pareja de palomas torcaces Columba palumbus que pasó volando por encima del dosel forestal para posarse fuera de mi vista en un lejano árbol, probablemente, donde tengan el nido.
Dejé los prados para internarme en el bosque mixto, embriagado por los sonidos de mirlos comunes, currucas capirotadas, papamoscas grises, picos picapinos y el distante graznido de uno de los ejemplares de la pareja que anida a no mucha distancia.
Un agateador común se pone a tiro en un gran roble Quercus robur, cosa que no ocurre a menudo. Así que aprovecho el instante para fotografiarlo. Seguro que es uno de los individuos de la pareja que crió en la caja-nido.

Agateador común Certhia brachydactyla subiendo por un roble Quercus robur.
Continué mi camino saliendo del bosque y pasando por la zona del nido de chotacabras, eso sí, a una distancia prudencial. En unas acacias Robinia pseudoacacia, escuché el canto de un macho de pinzón vulgar, el cual pensaba que no criaría este año aquí. Parece que comienza tarde con la reproducción.
Ya junto a la ría, un macho de cernícalo vulgar Falco tinnunculus voló hasta posarse en un cable, lo que me permitió observarlo con detalle a través del telescopio.

Macho de cernícalo vulgar Falco tinnunculus.

Cernícalo vulgar / Common krestel
Parece que todos están afanados en la cría, como este macho de colirrojo tizón Phoenicurus ochruros, con un insecto en el pico para alimentar a sus pequeños retoños.

Macho de colirrojo tizón Phoenicurus ochruros.
El poderoso vuelo de la garza real Ardea cinerea me obligó a levantar la mirada hacia el cielo. Normalmente, esta especie la suelo ver por allí en invierno, por lo que resulta extraño que aún permanezca un ejemplar adulto.
Más adelante, llegué al territorio de las ranas verdes Rana perezi. Es una explanada de cemento, con huecos llenos de agua donde solían vivir las ranas, pero este año están demasiado llenos y no sobresale ningún bloque o roca para poder posarse. Supongo que se las habrán arreglado para criar en otro lugar.
Tras este pequeño varapalo, dirigí mis pasos hacia el hogar de las culebras viperinas. Se trata de una zona invadida por la Cortaderia selloana, similar al lugar donde están criando los chotacabras, pero aún más extenso.
Divisé mi primera libélula del año, por increíble que parezca a estas alturas, la Sympetrum fonscolombii.

Sympetrum fonscolombii.
No di con las serpientes, pero las rapaces me entretuvieron durante la búsqueda. Las primeras en aparecer fueron los buitres leonados, concretamente, un grupo de 6 ejemplares que volaba con su majestuoso y lento planeo.

Este año veo con gran asiduidad buitre leonados Gyps fulvus, cuando lo normal había sido verlos en 3 ó 4 ocasiones a lo largo del año.
Avancé un trecho más y un busardo ratonero Buteo buteo estubo a punto de enzarzarse en una disputa con un aguililla calzada Hieraaetus pennatus de fase oscura que ha entrado en sus dominios, aunque al final la sangre no llegó al río.

Arriba aguililla calzada Hieraaetus pennatus; abajo, busardo ratonero Buteo buteo.

El encuentro se saldó sin incidentes.
Al final, la calzada decidió buscar sustento en otro lugar, mas el busardo se quedó planeando un buen rato encima de mí.

Busardo ratonero Buteo buteo.
Varios pasos entre pampas y un macho de chotacabras gris salió volando a escasos metros de mí para detenerse a poca distancia, oculto nuevamente entra la vegetación. La identificación del sexo es fácil de día, ya que los machos poseen unas distintivas y fanéricas manchas blancas en las primarias, más pequeñas y de un color sucio en las hembras.
Los chotacabras suelen relevarse al atardecer en la incubación de los huevos, siendo el macho el que se ocupa de tal tarea por la noche, por lo que deducí que había descubierto el posadero diurno del macho. Además, en dicho posadero había gran cantidad de excrementos que evidenciaban que no era un lugar utilizado esporádicamente, sino con bastante frecuencia.

Lugar de descanso diurno del macho de chotacabras gris Caprimulgus europaeus.
Como dato curioso, el macho descansa a medio kilómetro en línea recta del nido. No imaginaba que se alejarían tanto, pero pensándolo bien no sería bueno situarse cerca del nido dejando excrementos y otras marcas olorosas que tal vez acabarían llevando a algún depredador directamente al nido.
Poco después, me detuve para fotografiar las Serapias cordigera que adornaban cada pequeño claro antes de salir de la zona de pampas.

Orquídea Serapias cordigera.
Un reclamo familiar se escuchaba en los sauces Salix atrocinerea, descubriendo con alegría que era una hembra de tarabilla común Saxicola torquata, especie que no había vuelto a criar desde hacía 2 años.

Tarabilla común hembra Saxicola torquata.
Un buitrón Cisticola juncidis no paraba de sobrevolarme emitiendo su monosílabo reclamo y las currucas cabecinegras Sylvia melanocephala hacían lo propio entre los arbustos. Hace dos años que estas currucas se establecieron allí, pero nunca me habían dejado verlas. En esta ocasión, un precioso macho salió a llamar mi atención teniendo, seguramente, el nido cerca.

Macho de curruca cabecinegra Sylvia melanocephala.

Curruca cabecinegra / Txinbo burubeltz.

Curruca cabecinegra / Sardinian warbler.
Una preciosa pareja de verdecillos Serinus serinus posaron para una foto cuando ya había salido de la zona de pampas.


Arriba, macho de verdecillo; abajo, joven.
Dejé la zona de la ría y comencé a ascender para regresar al inicio de mi ruta para dar por finalizada la jornada. Sin embargo, antes de llegar, me paré a sentarme en un alto a la vera de un solitario laurel Laurus nobilis, desde donde suelo tener buenas observaciones de rapaces. No fue diferente está vez y, nada más acomodarme, una calzada de fase oscura (el ejemplar observado junto a la ría) salió volando a unos 10 metros de mi posición. Rápidamente, se alejó, pero pude distinguir que llevaba una presa en las garras. En las fotos me parece una lavandera blanca Motacilla alba que debió cazar desde el punto de donde la vi salir, no obstante, se encontraba oculto por una colina.
Las fotos son demasiado lejanas, aunque dejan entrever que lleva una presa entre las garras.
Os dejo con las fotos ( siento la lejanía de las mismas, no se corresponde con la calidad de lo observado) del encuentro que me permitió comprobar  que, a pesar de lo pequeño del paraje, sirve como cazadero a las rapaces. Es la primera que veo con un ave en las garras, en consecuencia, y debido a que ya he observado rapaces con roedores y serpientes, es un buen lugar en cuanto a presas para este grupo de aves depredadores. La última imagen es de una abejero europeo Pernis apivorus que fotografié poco después a bastante distancia.

En algunas fotos se puede apreciar una estela de plumón que va dejando la desafortunada víctima.

Aquí vemos como el águila calzada Hieraaetus pennatus asesta al pajarillo varios picotazos para acabar con él-

Aguililla calzada / Arrano txikia.

Aguililla calzada / Booted eagle.

En este recorte vemos más claramente la larga cola con las rectrices externas blancas y las centrales negras características de las lavanderas blancas Motacilla alba. Aún así, si alguien cree que es otra especie, agradecería que me lo dijese en los comentarios.

Abejero europeo Pernis apivorus.

¡Hasta la próxima entrada!

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